¿El mejor Juego 7 y la mejor Serie Mundial de la HISTORIA? Sobran argumentos…

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Ha habido otros Juegos 7 en la Serie Mundial, y ha habido otras Series Mundiales dignas de ser recordadas y revividas a lo largo de la historia de Grandes Ligas. Pero nunca hemos tenido un mejor Juego 7 que el que vivimos en Toronto la noche del sábado y hasta la madrugada del domingo. Y nunca ha habido una mejor Serie Mundial que esta.

Estuvo el cuadrangular de Bill Mazeroski que dejó en el terreno la Serie de 1960 en el viejo Forbes Field, un salvaje duelo 10-9 que terminó con su jonrón superando la cerca mientras Yogi Berra lo observaba.

Por supuesto, también está el 2016, aquella noche en la que los Cachorros ganaron su propio Juego 7 en extra innings y pusieron fin a 108 años de espera en el lado norte de Chicago. Yo estuve en el Metrodome en 1991, otro Juego 7, con Jack Morris lanzando las 10 entradas completas antes de que los Mellizos finalmente ganaran 1-0.

Pero este, en el Rogers Centre, tras una Serie Mundial que ya incluía a Freddie Freeman, Shohei Ohtani, Vladimir Guerrero Jr. y —ah, por cierto— esos 18 innings del lunes pasado que terminaron con el jonrón de Freeman, tuvo al final un poco de todo… y más.

Y finalmente terminó con Yoshinobu Yamamoto, ahora una leyenda del pitcheo en Series Mundiales, cerrando el Juego 7 después de haber iniciado y ganado el Juego 6, tal como lo hizo Randy Johnson con los Diamondbacks en 2001. Johnson fue todo un espectáculo aquella noche.

Tuve la suerte de estar presente para verlo. Pero él lanzó apenas 1.1 innings al final de ese Juego 7.

Yoshinobu lanzó 2.2 entradas, saliendo de un apuro heredado en la parte baja del noveno episodio y lanzando hasta el final, cuando Mookie Betts —uno de los peloteros más completos que hayamos visto, en una noche en la que ganaría su cuarta Serie Mundial— inició la doble matanza 6-6-3 que cerró la temporada con estilo.

Así que hagamos una lista de algunas de las jugadas en una noche digna de cápsula del tiempo, en un orden aproximado:

  1. Tuvimos a dos posibles futuros miembros del Salón de la Fama como abridores del Juego 7: Ohtani y Max Scherzer. Ohtani lanzó con poco descanso. Scherzer, a sus 41 años, lo hizo prácticamente con la memoria. Un duelo tan improbable como memorable.
  2. Bo Bichette, con una sola pierna en condiciones, conectó un jonrón de tres carreras ante Ohtani que parecía ser el batazo que le daría la Serie Mundial a los Azulejos, al estilo de Joe Carter hace 32 años.
  3. Incluso se vaciaron las bancas en un Juego 7, cuando Justin Wrobleski golpeó al venezolano Andrés Giménez con un lanzamiento tras una jugada anterior en la que pareció que Giménez trató de ofrecer la mano para que lo golpearan.
  4. Más adelante, llegó el primero de tres jonrones de los Dodgers, cortesía de Max Muncy, quien acercó a su equipo 4-3 en la parte alta del octavo con un batazo al frente del segundo piso del jardín derecho ante Trey Yesavage, la sensación monticular de octubre que empezó el año en Clase-A.
  5. Pero esta fue una noche en la que todos parecían lanzar; una noche en la que Dave Roberts usó a cuatro integrantes de su rotación en un mismo Juego 7. Así es: Ohtani, Yamamoto, Tyler Glasnow y Blake Snell todos vieron acción, haciendo que los Dodgers parecieran inagotables.
  6. En la parte alta del noveno, con los Dodgers a dos outs de perder el título, el utility venezolano Miguel Rojas —a quien Roberts había incluido como titular en el Juego 6— conectó un cuadrangular ante el cerrador de los Azulejos, Jeff Hoffman, y se sumó a la larga lista de héroes inesperados con jonrones en Series Mundiales. El juego se empató 4-4. Y fue como si el Juego 7 hubiera comenzado de nuevo porque…
  7. Los Azulejos llenaron las bases en el cierre del noveno antes de que la bola —y la noche— volvieran a encontrar a Rojas. Fue un rodado conectado por Daulton Varsho que Rojas atrapó tambaleándose y con un intento de doble engarce antes de lanzar apenas a tiempo para retirar a Isiah Kiner-Falefa. Incluso así, se necesitó la repetición para confirmar que la decisión en el campo era correcta, o quizá habríamos tenido una Serie Mundial definida por una revisión.
  8. Y el noveno aún no había terminado. Porque justo después de que Roberts (quien dirigió uno de los mejores Juegos 7 que se recuerden, en Toronto) enviara al cubano Andy Pagés al jardín central, Ernie Clement bateó una línea hacia el muro en el izquierdo-central, Pagés y el puertorriqueño Enrique “Kike” Hernández convergieron… y Pagés chocó con Hernández antes de atrapar la pelota. ¿Hernández? Quedó boca abajo, no porque estuviera lesionado, sino porque pensaba que la bola había caído y que su equipo había perdido.
  9. Ya en la parte alta del 11mo inning, el receptor Will Smith —tras haber atrapado más innings en una Serie Mundial que cualquier otro jugador en la historia— conectó su propio cuadrangular y quedó grabado para siempre en la historia y leyenda de los Dodgers. Por primera vez en toda la noche (y madrugada), los Dodgers tomaban la delantera.
  10. Pero ni siquiera así Vlad, después de un octubre inolvidable para el astro dominicano, estaba listo para irse a casa. Abrió el cierre del 11mo con un doble hacia la esquina del jardín izquierdo y luego avanzó a tercera con un toque de sacrificio. Pero nunca llegó al plato. Minutos angustiosos después, Alejandro Kirk bateó un rodado hacia Betts, quien cruzó la segunda base volando y lanzó a Freeman para terminar el juego.

Dodgers 5, Azulejos 4. Dodgers, cuatro juegos a tres. Enfrentaron su primer punto de eliminación en el Juego 6 y ganaron con una dramática doble matanza para finalizar el partido. Hicieron lo mismo en el Juego 7, esta vez estando a dos outs de que su temporada terminara. Un juego y una Serie que se hablarán por siempre. Por fin hoy, el béisbol de Grandes Ligas descansa. Nosotros también.

Tomado de las Mayores.com

Mike Lupica

Lunes 3/11/2025

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