Bellingrodt de ayer a hoy
(Cortesía de El Heraldo –Crónia de Edson Cabeza Jabba).
El extirador le dio dos preseas de plata al país en unos Juegos Olímpicos en la modalidad de tiro al jabalí, la primera en Múnich 1972 y la segunda en Los Ángeles 1984. Actualmente es el segundo vicepresidente del COC y hace parte del comité organizador de los Juegos Centroamericanos 2018.
Helmut Bellingrodt inauguró, en Múnich 1972, la conquista de preseas para Colombia en unos Juegos Olímpicos. El barranquillero, hoy vinculado al comité organizador de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018 y segundo vicepresidente del Comité Olímpico Colombiano (COC), obtuvo la medalla de plata en la prueba de tiro al jabalí. Luego, en Los Ángeles 1984, volvió a ocupar el segundo puesto superado en una final dramática por el chino Yuwei Li.
P.¿Y qué hay de la vida de Helmut Bellingrodt?
R.
Ya estoy un poco fuera del tiro. Hace mucho tiempo que no entreno ni participo por cuestiones de trabajo. Ando vinculado a la organización de los Centroamericanos y hace un mes fui elegido como segundo vicepresidente del Comité Olímpico Colombiano. El año pasado, en octubre, fue la última vez que entrené.
P.¿Cómo fue el día en que conquistó esa primera medalla para el país?
R.
Me preparé en el Club de Tiro de Barranquilla. Llegamos con una semana de antelación. En el cuarto día de competencia no sabía qué sucedía hasta que escuché que Édgar Perea gritó, cuando hice mi último impacto, ¡Que viva Barranquilla! Ahí pensé que algo había hecho.
P.¿Se imaginó la dimensión de su recibimiento en Barranquilla?
R.
Estaba preparado pensando que algo me harían, pero no imaginé que iba a ser así. Se hizo un desfile por la calle 30, luego por la avenida Olaya Herrera hasta llegar a la Universidad Autónoma, donde yo estudiaba arquitectura. Allá me recibió el rector Mario Ceballos Araújo. Había champaña, conjunto vallenato, de todo.
P.¿Su padre Ernesto Antonio fue siempre su entrenador?
R.
Siempre. Desde los 7 años que me dio un rifle de aire comprimido estuvo conmigo. A él no le gustaba verme en las competencias. Era muy nervioso y se escondía para no ver el transcurso de los eventos.
P.En los Olímpicos de Montreal 1976 usted llegó con el cartel de favorito, pero ocupó la sexta casilla, ¿qué le pasó?
R.
Mi mejor preparación la hice para ir a allá, pero no sé qué me pasó. En esa época no llegamos a ninguna conclusión y hay momentos en que uno no se halla y no pude concentrarme. Decía que había brisa, pero eso no era excusa porque para todos era igual.
P.Dos años antes había sido campeón mundial en Suiza y, además, estableció récord…
R.
En Thun (Suiza) logré salir campeón mundial. Lo bueno de todo fue que lo hice imponiendo nuevo récord mundial, el cual se mantuvo por dos años. Yo lo llevé a 577 puntos (sobre 600), estando en 573. Cuando me lo tumbaron lo pasaron a 579. Ahora te caes al piso al saber en cuánto está y es en 596.
P.En 1984 (Los Ángeles) vuelve a ocupar el segundo lugar en unos Olímpicos, ¿qué sintió?
R.
En esa época estaba como primer secretario de la Embajada colombiana en Panamá. Allá no podía entrenar y Fidel Mendoza Carrasquilla, presidente del COC en ese entonces, me autorizó para viajar por dos meses a Medellín para prepararme. Viajaba los viernes y me devolvía los domingos. Allá entrené con Hernando Barrientos. El embajador Julio Londoño Paredes me dio su aval y me ayudó bastante. Ya en competencia el chino me ganó.
P.¿De la nueva era de tiradores puede alguien llegar a ocupar un podio olímpico?
R.
Yo creo que sí porque hay mayor facilidad y tienen mayor apoyo del Estado, pero ese será un logro a futuro. Uno adquiere precisión en la modalidad cuando tiene más roce internacional. En Colombia no vislumbro ningún podio olímpico si me preguntas ya, pero sé que se están preparando. En el Atlántico Kevin Donado va por muy buen camino y creo que puede llegar. Aquí había un tirador, que por cosas de trabajo, él es médico, no pudo seguir. Se llama Vicente Vélez y por sus ocupaciones, no pudo seguir en esto. Pero es un gran tirador.
P.¿Cuál fue el momento más difícil de su carrera deportiva?
R.
Para mí fue en el año de 1976. Sentí frustración en los Juegos Olímpicos de Montreal porque venía de ser subcampeón olímpico, campeón mundial y llego a Canadá y ocupo el sexto lugar. No fue un mal puesto, pero tenía unas mayores aspiraciones.
P.¿Por qué estudió arquitectura?
R.
Yo me gradué en 1965 en el colegio Biffi. En ese entonces no existía eso de las pruebas Icfes sino que uno hacía exámenes de admisión en las universidades en noviembre, a finales, me fui para Medellín a la Bolivariana y me inscribí en Ingeniería Eléctrica, pero no ‘di chicle’ en esa carrera. Me retiré y volví a Barranquilla. Fui agente vendedor, pero no vendí ni una Coca Cola (risas). Luego entro a la Universidad Autónoma. Comenzamos 42 alumnos y terminamos solo siete. Esa fue la primera promoción de arquitectura de la Autónoma. A los dos años la ejercí, pero estuve y estoy más vinculado a proyectos dentro de la administración pública.
P.¿Qué semejanza existe entre la arquitectura y el tiro?
R.
La precisión. Creo que cuando estás disparando debes tener mucha concentración y precisión. En los planos de arquitectura también es lo mismo.
P.¿Ninguno de sus tres hijos siguió sus pasos deportivos?
R.
Al mayor (Helmut) le gustaba, pero se necesita mucha disciplina. Recuerdo que estuvimos en un campeonato nacional juvenil y quedó primero en la prueba de rifle tendido. Recibió su medalla y cuando se bajó me la entregó y me dijo: “Papá, esto es lo que tú querías, no me friegues más la vida” (risas). Hasta ahí llegó. Yo soy muy exigente, creo que más enseñando que siendo competidor. Los otros dos hijos son Miguel Ernesto y Friedrich. El último, un excelente tirador, pero está pendiente de su carrera de medicina.
P.¿Se considera usted el mejor deportista de la historia del Atlántico?
R.
No me gustan las comparaciones. Sí hice una excelente labor, no lo puedo negar, pero hay grandes deportistas acá. Lo de lo mejor, eso lo dirá la historia. Yo tuve la fortuna de ganar esa primera medalla gracias a mi padre y a Dios.
P.¿Conserva las armas con que ganó las preseas olímpicas?
R.
La segunda no. La primera (marca Remington) la tengo en una caja fuerte grande y de vez en cuando la disparo, pero la guardo con celo porque es algo histórico para mí. No sé a cuál de mis tres hijos se la daré. Me tocará rifarla (risas).
P.¿Cree que las autoridades gubernamentales en Barranquilla están en deuda con usted porque en la ciudad no existe algún monumento o símbolo que le haga honor a su carrera deportiva?
R.
Eso ya es de las autoridades. Yo entiendo que el tiro no es popular en nuestro medio. En Europa el tiro es popular como el tenis o el golf. Tú llegas al campo, alquilas una tula y empiezas a jugar. En el tenis es igual, pero acá el tiro no tiene ese grado de popularidad.
P.¿Cómo vio la llegada de Daniel Noguera a la dirección de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018?
R.
Eso se veía venir porque nuestro común amigo Predo Salzedo no tenía el tiempo suficiente para dedicarle a los Juegos y en esto toca estar pendiente casi que todo el día. El mismo Pedro acordó con el alcalde Char estar como asesor porque él no quiere irse de los Juegos porque los quiere mucho. Se llegó a un acuerdo, en ese entonces con Joao Herrera, con Gonzalo Baute y con todo el comité. Para muchas personas cayó como algo raro el cambio de Pedro, pero no lo es. Eso no fue un golpe de estado y tampoco fue una ‘marranada’ a ‘sutano’ ni a ‘fulano’. Simplemente se pensó en lo mejor para la ciudad, para darle prioridad a unos Juegos que están próximos.
P.¿Es decir que ve con buenos ojos la llegada de Noguera?
R.
Con muy buenos ojos. Es un muchacho que está comenzando. No sé si le gustará lo que diré en esta entrevista, pero es así. Él (Daniel Noguera) llegó sin conocimiento de lo que eran los Juegos y ahora hasta nos da clases. Desde año y medio quiere y tiene amor por el deporte. Quiere favorecer a Barranquilla. Ha tenido una aceptación grande de la Odecabe (Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe) que al final es la que manda. Me parece que fue una buena elección del alcalde. Es la mejor escogencia para este certamen deportivo.
P.¿Le sorprendió la salida de Joao Herrera como secretario distrital de deportes?
R.
Me sorprendió porque venía haciendo una labor desde hace tiempo y apoyando al deporte en el Distrito. La Secretaría de Deportes estaba apoyando clubes, ligas y de todo en la ciudad. Con el afán de favorecer al deporte hizo mucho. Era una persona importante en los Juegos Centroamericanos y los motivos personales por los cuales salió del cargo son respetados.
P.Los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018, en cuanto a tiempos, ¿están al día?
R.
Sí. Hay un poco de apuro y preocupación con el Coliseo Cubierto y la Piscina Olímpica. Pero a mí no me preocupa cuando son temas de construcción porque una obra que es de 14 o 16 meses se puede hacer en ocho o seis si se duplica la cantidad de obreros. La preocupación que se pudiera tener es en la logística. Vamos apretados de tiempo, pero vamos bien.
P.¿Se construirán todos los escenarios que están proyectados?
R.
Vamos a tener todos los escenarios, pero el único que no se va a hacer es el velódromo. El costo era de $15.000 millones y con las exigencias de la UCI pasó a costar $40.000 millones de pesos. Yo no me explico por qué la Nación no apoya a Barranquilla. En unos Juegos siempre se dice que la sede pone el 40% y la Nación el 60%. En Barranquilla, tanto Alcaldía como Gobernación ponen el 65%, y el 35% restante se supone que sale de la Nación. En otras ciudades sí apoyan, pero a Barranquilla no.